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martes, 26 de enero de 2010

Amanecer - capitulo 4 - El gesto

La boda seguía sin problemas en la fiesta de recepción – prueba de la planificación impecable de Alice. Estaba el crepúsculo sobre el río, la ceremonia duró exactamente la cantidad correcta de tiempo, permitiendo establecer el sol detrás de los árboles. Las luces en los árboles brillaron tenuemente como Edward me condujo a través de la puerta trasera de vidrio, con el resplandor de flores blancas. Hubo otras diez mil flores allí, que actuaban como una tienda fragante, aireada sobre la pista de baile, instalada sobre el césped bajos dos de los antiguos cedros.

Las cosas se pusieron lentas, relajado como la suave noche de Agosto nos rodeó. La pequeña multitud extendida bajo el suave brillo de las luces, y fuimos saludados otra vez por los amigos que nosotros acabábamos de abrazar, hubo tiempo para hablar ahora, para reír.

- Felicidades, chicos, – nos dijo Seth, de atenuación elegante y con su cabeza bajo el borde de una guirnalda de flores. Su madre, Sue, con mallas por su lado, mirando a los huéspedes cautelosos con intensidad. Su rostro era delgado y fuerte y de expresión que fue acentuada por su corto, severo peinado, que fue tan corto como el de su hija Leah – Me pregunto si ella se había cortado el pelo de la misma manera en una muestra de solidaridad. Billy Black, al otro lado de Seth, no estaba tan tenso como Sue.

Cuando miré al padre de Jacob, me sentí como si viera a dos personas, en vez de solo una. Sin embargo, solo era un hombre viejo en la silla de ruedas alineadas con el rostro y una sonrisa blanca miró todo el mundo. Y, a parte de lo que aparentaba, era el descendiente directo de una larga línea de gran alcance, mágicos jefes, envuelta por la autoridad que había nacido de él y sus antepasados. A pesar de que la ausencia de magia en él – se saltó su generación – Billy, sigue siendo una parte del poder y la leyenda. Esa magia no fluyó directamente a través de él. Se fluía a través de su hijo, el heredero de la magia, quien le había dado la espalda a ello. En su izquierda Sam Uley, que estaba para actuar como el jefe de leyendas y magia ahora…

Billy parecía extrañamente a gusto teniendo en cuenta el evento de la boda – sus ojos negros brillaban como si hubiera recibido sólo una buena noticia. Me impresionó por su compostura. Esta boda debe haber parecido una cosa muy mala, lo peor que podría sucederle al hijo de Billy.

Yo sabía que no era fácil para él limitar sus sentimientos, teniendo en cuenta el desafío de este evento que anunció a los antiguos tratados entre los Cullen y los Quileute – el tratado que prohíbe a los Cullen la creación de otro vampiro. Los lobos sabían que una infracción estaba llegando, pero los Cullen no tenían idea de cómo reaccionaría. Antes de la alianza, que habría significado un inmediato ataque. Una guerra. Pero ahora que ellos conocían mejor nuestra historia, ¿habría perdón?

Como en respuesta a ese pensamiento, Seth inclinó su cabeza hacia Edward, con los brazos extendidos para abrazarle. Edward le devolvió el abrazo con su brazo libre.

Vi a Sue delicadamente estremecerse.

- Es bueno ver que las cosas funcionan para ti – dijo Seth – Estoy feliz por ti.

- Gracias, Seth. Eso significa mucho para mí – dijo Edward apartándose de Seth y esperando a Sue y Billy – Gracias a ustedes también. Por dejar venir a Seth. Por apoyar a Bella el día de hoy.

- Eres bienvenido – dijo Billy en su profunda, grave voz y me sorprendió el optimismo en su tono. Tal vez una tregua puede ser más fuerte que el horizonte.

La formación de una pequeña fila, hizo que Seth se despidiera y Billy fuera en ruedas hacia la comida. Sue manteniendo, por una parte, a cada uno de ellos.

Ángela y Ben fueron los próximos en reclamarnos, seguidos por los padres de Angela y por Mike y Jessica – que fueron, para mi sorpresa, a la celebración de la mano. Yo no había oído que estaban juntos de nuevo. Eso fue bonito.

Detrás de mis amigos humanos, estaban los que serian mis nuevos primos, el clan Denali. Me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración como el vampiro de en frente – Tanya, asumí del tinte del tinte de fresa en sus rizos rubios – llegando para abrazar a Edward. Junto a ella, otros tres vampiros de ojos color oro, me miraban con abierta curiosidad. Una mujer con el cabello rubio pálido, recto como seda de maíz. Junto a ella estaban un hombre y una mujer de pelo negro, con un toque de oliva a sus teces blanquecinas.

Y ellos eran todos los cuatro tan hermosos que hicieron doler mi estómago.

Tanya se mantenía con Edward.

- Ah, Edward – dijo - te he extrañado.

Edward la abrazó, colocando su mano ligeramente sobre su hombro y la intensificación de la espalda, para obtener un mejor aspecto de ella – Ha sido demasiado tiempo, Tanya. Te ves muy bien.

- Así que…

- Quiero presentarles a mi esposa – fue en ese momento en que Edward dijo esa palabra y lo consideré desde ahí que era oficialmente cierto, pareció como si explotara con satisfacción diciéndolo de esa manera en ese momento. Los Denali rieron ligeramente en respuesta – Tanya, esta es mi Bella.

Tanya era tan hermosa como mis peores pesadillas habían predicho. Ella tenía los ojos puestos en mí con una mirada que era mucho más especulativa de lo que era su dimensión, y a continuación llegó a tener mi mano.

- Bienvenida a la familia, Bella – ella sonrió, un poco triste – nos consideramos familia extensa de Carlisle y lo siento por el, eh, el reciente incidente cuando nosotros no nos comportamos como tal. Nosotros deberíamos haberle conocido antes ¿Puedes perdonarnos?

- Por supuesto – dije sonrojándome – Estoy encantada de conocerles.

- Los Cullen son muy unidos y ahora el número se incrementa ¿Tal vez sea hora de nuestro turno eh, Kate?

- Es bueno mantener vivo el sueño – dijo Kate rolando sus ojos de oro. Ella tomó mi mano sobre la de Tanya y la apretó suavemente – Bienvenida, Bella.

La mujer morena puso su mano en la parte superior de la de Kate.

- Soy Carmen, Este es Eleazar. Estamos todos muy contentos porque finalmente están juntos.

- Yo, yo también- tartamudeé

Había gente esperando detrás de Tanya – el compañero de Charlie, Mark, y su esposa. Sus ojos se volvieron enormes ya que les tocó detrás del clan Denali.

- Será bueno conocernos más tarde ¡Vamos a tener mucho tiempo para eso! Tanya reía con Carmen y entonces su familia se trasladó al comedor.

Todas las tradiciones estándar se mantuvieron. Estaba cegada por los flashes cuando sujetábamos el cuchillo sobre el espectacular pastel – demasiado grande, pensé, para nuestro grupo íntimo de familiares y amigos. Al terminar de cortar la torta Edward y yo estábamos empujando trozos de pastel a los invitados; Edward tragó su parte con incredulidad. A la hora de aventar el ramo, lo tiré con habilidad atípica, justo en las sorprendidas manos de Angela. Emmett y Jasper aullaban con risa hacia mí, mientras Edward me quitaba la liga prestada de Alice – que bamboleó hasta llegar a mi tobillo – muy cuidadosamente con sus dientes. Con un rápido guiño hacia mí, él disparó la liga directamente a la cara de Mike Newton.

Y cuando la música comenzó, Edward me tiró en su brazos para la primera danza habitual; me fui voluntariamente, a pesar de mi miedo a bailar – especialmente bailar frente a una audiencia – solo feliz por tenerlo sosteniéndome. El hizo todo el trabajo, y yo sin esfuerzo bajo el resplandor de un dosel de luces brillantes y los destellos de las cámaras, me dejé llevar.

- ¿Disfruta de la fiesta, Señora Cullen? – Él susurró en mi oído. – yo me reí - esto va a tardar solo un rato – me recordó con su voz exuberante, apoyando sus labios en los míos y besando me mientras bailábamos. Cientos de cámaras hacían clic febrilmente.

- La música había cambiado y Charlie aprovechó para tomar a Edward del hombro y pedir que le dejara bailar conmigo.

No fue casi tan fácil bailar con Charlie. Él no era mejor de lo que yo era, por lo que tuve que desplazarme con seguridad de un lado a otro en una pequeña plaza de formación. Edward y Esme bailaba girando alrededor de nosotros como Fred Astaire y Ginger Rogers.

- Voy a extrañarte en casa, Bella. Voy a estar solo – dijo Charlie.

Hablé a través de un nudo en la garganta, tratando de hacer una broma sobre esto.

- Me siento horrible, dejando que tú cocines – es prácticamente negligencia criminal. Deberías arrestarme.

Él sonrío

- Supongo que puedo sobrevivir a la comida. Sólo llámame cuando puedas.

- Lo prometo.

Pareció como si bailara con todos. Era bueno ver a todos mis viejos amigos, pero realmente quería estar con Edward más que con alguien más. Estaba feliz cuando finalmente terminó, solo después de medio minuto comenzó otro nuevo baile.

- ¿Aún no te gusta Mike, eh? – comenté ya que Edward me alejó de él.

- No cuando tengo que escuchar sus pensamientos. Tiene suerte de que no lo haya echado. Por supuesto.

- Si, claro.

- ¿Alguna vez piensas verte a ti misma?

- Um. No, supongo que no. ¿Por qué?

- Entonces supongo que no te das cuanta totalmente de lo angustiosamente hermosa que estas esta noche. No estoy sorprendido por la dificultad que tiene Mike con los pensamientos impropios acerca de una mujer casada. Estoy decepcionado de que Alice no te forzara a mirarte al espejo.

- Tú eres muy parcial, lo sabes.

Él suspiró y luego hizo una pausa y me giró para afrontar la casa. La pared de cristal reflejó la fiesta de atrás como un espejo largo. Edward señaló a la pareja en el espejo directamente a través de nosotros.

- ¿Soy parcial?

Sólo logré vislumbrar un pedazo del reflejo de Edward – un perfecto duplicado de su rostro perfecto – con una hermosa morena a su lado. Su piel era crema y rosas, sus ojos eran enormes con entusiasmo y enmarcados por sus gruesas pestañas. El vestido de un blanco brillante era estrecho, con un corte que resaltaba su figura de una forma elegante y agraciada – mientras me mantenía inmóvil, al menos.

Antes de que pudiera parpadear y la belleza se volteara hacia mi, Edward de repente se puso rígido y se volvió automáticamente hacia la dirección contraria, como si alguien le hubiera llamado.

- ¡Oh! – dijo él. Frunció el ceño por un instante y luego lo suavizo rápidamente.

De repente, sonrió una brillante sonrisa.

- ¿Qué pasa? – pregunté.

- Un regalo de bodas sorpresa.

- ¿Huh?

Él no respondió; el solo empezó a bailar de nuevo, llevándome al lado contrario al que nos habíamos dirigido antes, lejos de las luces y luego entrando en las profundidades de la noche al límite de la luminosa pista de baile.

Él no paró hasta que encontramos el lado oscuro de un enorme cedro. Entonces Edward miró directamente en la oscuridad de las sombras.

- Gracias – Edward lo dijo hacia la oscuridad – Esto es muy…amable de tu parte.

- Amable es mi segundo nombre – una familiar voz tosca respondió desde la negra noche – ¿Interrumpo?

Mi mano voló hasta mi garganta, y si Edward no estuviera sosteniéndome probablemente hubiese colapsado.

- ¡Jacob! – sonreí tan pronto como pude respirar - ¡Jacob!

- Por aquí, Bella.

Me tropecé con el sonido de su voz. Edward mantuvo su agarre bajo mi codo hasta que otra serie de fuertes manos me agarró en la oscuridad. El calor de la piel de Jacob me quemaba a través del delgado vestido satinado cuando él tiró para mantenerme cerca. Él no hizo ningún esfuerzo para bailar; solo me abrazó por un momento y enterré mi cara en su pecho. Él se inclinó hacia abajo para presionar su mejilla en lo alto de mi cabeza.

- Rosalie no podrá perdonarme si no le doy su oficial turno en la pista de baile - murmuró Edward, y supe que el nos dejaba, dándome su propio regalo – este momento con Jacob.

- Oh, Jacob – ahora estaba llorando; no podía decir las palabras claramente – Gracias.

- Deja de llorar, Bella. Arruinaras tu vestido. Soy solo yo.

- ¿Solo? ¡Oh, Jake! Todo es perfecto ahora.

Él resopló – Si – la fiesta puede comenzar. El mejor hombre finalmente llegó.

- Ahora todos los que amo están aquí.

Sentí sus labios cepillando mi cabello – Lamento llegar tarde, cariño.

- Estoy muy feliz de que hayas llegado, esa era la idea.

Eché una mirada a los invitados pero no puede ver a través de los bailarines hacia el lugar donde se había encontrado antes el padre de Jacob, no sabia si seguía ahí.

- ¿Tu padre sabe que estas aquí?

Tan pronto como pregunté, supe que era lo que seguiría, había una sola explicación para la expresión que se dibujo en él después.

- Estoy seguro de que Sam se lo dijo. Iré a verlo cuando…cuando la fiesta termine.

- Él estará alegre de que estés en casa.

Jacob se acomodó un poco hacia atrás y se enderezó, coloco una mano sobre mi espalda y agarró mi mano derecha con la otra. El acerco nuestras manos hacia su pecho; pude sentir los latidos de su corazón debajo de mi palma y pude adivinar que no había colocado mi mano ahí por accidente.

- No se si puedo pedirte algo más que tan solo esta pieza – dijo él y empezó a guiar nuestros movimientos en lentos y pequeños círculos que no seguían el compás de la música que venia de detrás de nosotros – Me encantaría que fuera la mejor.

Nos mecimos al ritmo de los latidos de su corazón que sentía bajo mi mano.

- Estoy muy alegre de haber venido – dijo Jacob tranquilamente después de un momento – no creí que lo estaría. Pero es bueno verte…una vez más. No es tan triste como pensé que sería.

- No quiero que te sientas triste.

- Lo sé, y yo no vine esta noche para hacerte sentir culpable.

- No – me hace muy feliz que hayas venido. Es el mejor regalo que tu pudiste haberme dado.

El sonrió – Que bien porque no había podido detenerme para tener un presente verdadero.

Mis ojos se estaban acostumbrando a él y pude ver su cara ahora más arriba de lo que esperaba ¿Era posible que él siguiera creciendo? El debería de estar cerca de los dos metros de altura. Era un alivio ver sus facciones habituales después de todo ese tiempo – sus ojos eran profundos y se les dibujaba una sombra debajo de sus desaliñadas cejas negras, sus prominentes pómulos, sus gruesos labios estirados por encima de sus brillantes dientes en la sarcástica sonrisa que tanto lo caracterizaba. Sus ojos se encontraban apretados alrededor de los bordes – cuidadoso; pude ver que él estaba siendo muy cuidadoso esta noche. Hacia todo lo posible por hacerme feliz, para no resbalar y demostrarme cuánto le estaba costando de verdad.

Nunca había hecho algo lo suficientemente bueno como para merecer a un amigo como Jacob.

- ¿Cuánto decidiste volver?

- ¿conciente o inconcientemente? – Inhaló profundamente antes de proceder a contestar su propia pregunta – Realmente no lo sé. Supongo que estuve vagando en vueltas sobre este camino por un buen tiempo y quizás fue porque al comienzo estaba aquí. Pero no estuve seguro asta esta mañana de que quería recorrerlo. No sabía si sería capaz de hacerlo – sonrió – No podrías creer que raros son estos sentimientos – caminando en dos piernas de nuevo ¡Y ropa! Y es más chistoso porque lo sientes extraño. No había esperado eso. Estoy fuera de práctica con todas las cosas humanas.

Girábamos constantemente.

- Hubiera sido una lastima perderme ver que esto te gustaría. Valió la pena hacer el viaje hasta aquí. Te ves increíble, Bella. Tan hermosa.

- Alice invirtió mucho tiempo en mí hoy, la oscuridad ayuda mucho.

- No es tan oscuro para mí, tú sabes.

- Cierto – sentidos de hombre lobo. Fue tan fácil olvidar todas las cosas que él pudo hacer, parece tan humano. Especialmente ahora mismo.

- Te cortaste el cabello – lo noté.

- Si. Más fácil, ya sabes. Pensé que debería aprovechar lo mejor de las manos.

- Luces bien – mentí.

Él resopló – Claro. Lo hice yo mismo, con unas tijeras de cocina oxidadas – Sonrió ampliamente por un rato, y después su sonrisa se apago. Su expresión se volvió seria – ¿Eres feliz, Bella?

- Si.

- Esta bien – sentí como sus hombros se encogieron – Ese es el asunto principal. Supongo.

- ¿Cómo estas, Jacob? ¿Realmente?

- Estoy bien, Bella, en verdad. Ya sabes que no necesito que te preocupes por mí nunca más. Deja de fastidiar a Seth.

- No lo fastidiando solo por ti. Me agrada Seth.

- Él es un buen chico. Mejor compañía que otros. Te diré, si pudiera librarme de las voces en mi cabeza, el ser lobo seria perfecto.

Me reí de la manera en que sonó – Si, no puedo mantenerme callada, yo tampoco.

- En tu caso, significaría que estas loca. Claro, ya sabía que estabas loca - bromeó.

- Gracias.

- La locura es probablemente más fácil de compartir en un paquete mental. Las voces de la gente loca no envían niñerías para estarlos vigilando.

- ¿Huh?

- Sam esta allá. Y alguno de los otros. Solo en caso, tú sabes.

- ¿En caso de que?

- En caso de que no pueda mantenerte cerca, algo así. En caso de que decida arruinar la fiesta – el destelló una rápida sonrisa a lo que fue probablemente un pensamiento apelando a él – Pero no estoy aquí para arruinar tú boda, Bella. Estoy aquí para…- él se calló.

- Para hacerla perfecta.

- Esa es una orden de arriba.

- Lo bueno es que tú eres alto.

El gimió ante mi mala broma y después suspiró. – Solamente estoy aquí para ser tu amigo, Bella. Tu mejor amigo, una vez más.

- Sam debería darte más crédito.

- Bueno, tal ves estoy siendo súper sensible. Tal ves ellos estarían aquí de todos modos, para mantener vigilado a Seth. Hay muchos vampiros aquí. Seth no toma eso tan seriamente como debería.

- Seth sabe que él no es ningún peligro. Él entiende a los Cullen mejor que Sam.

- Claro, claro – dijo Jacob, haciendo las paces antes que esto se convirtiera en una pelea.

Es tan raro verlo siendo el diplomático.

- Lo siento acerca de las voces – dije – Desearía que pudiera ser mejor – en muchas maneras.

- No es tan malo. Solo estoy lloriqueando un poco.

- ¿Eres…feliz?

- Lo suficientemente cerca. Pero es suficiente acerca de mí. Tú eres la estrella hoy – se rió en silencio – apuesto a que estas amando esto. Centro de atención.

- Si. No puedo tener suficiente atención.

Él se rió y después miró por encima de mi cabeza. Con los labios apretados, él estudió el brillante brillo de la fiesta de recepción, el giro lleno de gracia de los bailarines, los pétalos que revoloteaban y se caían desde las guirnaldas. Miré con él. Todo parecía muy distante desde este oscuro y quieto espacio. Casi como si estuviéramos viendo la agitación de una blanca corriente dentro de una esfera de nieve.

- Se los voy a agradecer mucho – dijo él – ellos si saben como organizar una fiesta.

- Alice es una imparable fuerza de la naturaleza.

Él suspiró - La canción terminó ¿Crees que podrías regalarme otro baile? ¿O te estoy pidiendo demasiado?

Estreché mi mano alrededor de la suya – Puedes pedirme los bailes que tu quieras.

Él sonrió – Eso sería interesante. Creo que me puedo quedar con dos más. No quiero empezara hablar.

Giramos en otro círculo.

- Te parece que los utilice para decirte adiós por ahora – murmuró.

Intenté pasar el nudo que se había hecho en mi garganta, pero no pude forzarme a tragarlo.

Jacob me observo y frunció el entrecejo. Acercó sus dedos a mi mejilla y con ellos enjuagó las lágrimas que estaban allí.

- Tú no deberías estar llorando, Bella.

- Todo mundo llora en las bodas – dije sopesadamente.

- ¿Esto es lo que quieres, verdad?

- Así es.

- Entonces sonríe.

Lo intenté. Él sonrió en respuesta a mi mueca

- Intentaré recordarte justo así. Pretenderé que…

- ¿Qué pretenderás? ¿Qué estoy muerta?

Él apretó los dientes. Estaba luchando consigo mismo – con su decisión de hacer su presencia aquí un regalo y no una sentencia. Pude adivinar que quería decir.

- No – finalmente respondió – Pero así te veo en mi cabeza. Mejillas rosadas. El corazo latiendo. Dos pies izquierdos. Todo eso.

Deliberadamente le di un pisotón tan fuerte como pude.

Sonrió – Esa es mi chica.

Empezó a decir otra cosa y después mantuvo la boca cerrada. Luchando contra las palabras que no quería decir.

Mi relación con Jacob solía ser fácil. Natural como respirar. Pero desde que Edward regresó a mi vida era una constante tensión. Porque – en los ojos de Jacob – al eligir a Edward, estaba escogiendo un destino que era peor que la muerte, o al menos su equivalente.

- ¿Qué es Jake? Solo dímelo. Me puedes decir lo que sea.

- Yo – yo…no tengo nada que decirte.

- Por favor. Escúpelo.

- Es verdad. No es…es – es una pregunta. Es algo que quiero que tú me digas.

- Pregúntame.

Puso resistencia durante un minuto más y después exhalo – No debería. No importa. Es solo que estoy morbosamente curioso.

Porque lo conocía tan bien, entendí.

- No es esta noche, Jacob – susurré.

Jacob esta más obsesionado con mí humanidad que Edward. Atesoraba cada uno de los latidos de mi corazón, ya que estaban contados.

- Oh – dijo con alivio – Oh…

Comenzó una nueva canción pero no noto el cambio esta vez.

- ¿Cuándo?

- No estoy segura, una semana o dos, talvez.

Su voz cambio, tomo un tono de burla y a la defensiva – ¿Qué traes entre manos?

- Es solo que no quería pasar mi luna de miel retorciéndome de dolor.

- ¿Cómo deberías pasarla? ¿Jugando damas chinas? Ja, ja…

- Muy gracioso.

- Estoy bromeando, Bells. Pero sinceramente, no veo el punto. No puedes tener una luna de miel de verdad con tu vampiro, ¿Por qué ir en contra de eso? Llama a las cosas por su nombre. No es la primera vez que lo evitas. Creo que eso es bueno – dijo, repentinamente serio – No te sientas apenada de ello.

- No estoy evitando nada – dije bruscamente – ¡Y si puedo tener una verdadera luna de miel! ¡Puedo hacer lo que quiero! ¡Pero no te importa!

Detuvo nuestro dar vueltas en círculos abruptamente. Me pregunte si finalmente se dio cuenta que la música cambio y yo me revolvía la cabeza pensando en como componer nuestra pequeña riña antes de que nos despidiéramos.

Y después sus ojos se ampliaron, como con horror.

- ¿Qué? – jadeó – ¿Qué acabas de decir?

- ¿Acerca de que?... ¿Jake? ¿Qué pasa?

- ¿A que te refieres? ¿Tener una verdadera luna de miel? ¿Mientras aún eres humana? ¿Estas bromeando? Porque es una broma de mal gusto, Bella.

Lo miré con hostilidad – Dije que no te importa, Jake. Este no es tu problema. No tendría…no tendríamos que estar conversando de esto siquiera. Es privado.

Sus enormes manos me tomaron fuertemente por los hombros y recorrieron mis brazos.

- ¡Oh, Jake! ¡Supéralo!

Me agitó.

- Bella, ¿haz perdido la razón? ¡No puedes ser tan tonta! ¡Dime que estas bromeando!

Me agitó una vez más. Sus manos, apretadas como torniquetes estaban temblando, mandando vibraciones dentro de mis huesos.

- Jake – detente.

La oscuridad estaba de pronto atestada.

- ¡Quítale las manos de encima! – La voz de Edward era fría como el hielo, filosa como una navaja.

Detrás de Jacob, había un ligero gruñido, y luego otro que cubría el primero.

- Jake, hermano, aléjate – oí a Seth Clearwater pedir – Lo estas perdiendo.

Jake parecía tan frío como en realidad estaba, sus ojos anchos del horror y la mirada fija.

- La vas a lastimar – susurró Seth – déjala ir…

- ¡Ahora! – jadeo Edward.

Las manos de Jacob se dejaron caer a su costado y el repentino fluir de la sangre en mis venas era prácticamente doloroso. Antes pude percibir más que eso, manos frías remplazaron a las calientes y el aire pasó de pronto rápidamente a través de mí.

Parpadee y estaba sobre mis pies, a doce pies más lejos de donde había estado parada. Edward estaba tenso en frente de mí. Había dos enormes lobos entre él y Jacob, pero no parecían agresivos para mí. Solo trataban de evitar la pelea.

Y Seth – el Seth desgarbado de quince años – tenía sus largos brazos alrededor del cuerpo tembloroso de Jacob, tratando de alejarlo. S Jacob entraba en fase con Seth tan cerca…

- Vamos, Jake, vámonos.

- Te mataré – su voz lo asfixiaba de la furia, que pareció mas un susurró. Sus ojos se enfocaron en Edward, ardiendo de furia – Te mataré yo mismo. Lo haré ahora – se estremeció convulsivamente.

El lobo más grande, el negro, gruño bruscamente.

- Seth, quítate de mi camino – bufo Edward.

Seth le dio un tirón a Jacob de nuevo. Jake estaba tan desconcertado de furia que Seth lo pudo alejar unos cuantos metros hacia atrás.

- No lo hagas, Jake. Retrocede. Vamos…

Sam, el lobo más grande, el negro – se le unió a Seth. Él puso su enorme cabeza contra el pecho de Jacob y lo empujo.

Los tres, Seth jalando, Jake temblando y Sam empujado – desaparecieron rápidamente en la oscuridad.

El otro lobo, comenzó después de ellos. No estaba segura, por la débil luz del color de su pelaje, café chocolate ¿era Quil, entonces?

- Lo siento – le dije al lobo.

- Todo esta bien ahora, Bella – murmuró Edward.

El lobo miró a Edward, su mirada no era amistosa. Edward asintió con la cabeza. El lobo enfadado dio la vuelta para seguir a los demás, desvaneciéndose como lo hicieron ellos.

- Muy bien – Edward se dijo así mismo y después me miró a mí – Vámonos.

- Pero Jake…

- Sam lo tiene controlado. Se fue.

- Edward lo siento. Fui tan estúpida…

- No hiciste nada malo.

- ¡Tengo una gran bocota! Porque no solo…no debí dejar que me hiciera eso. ¿En que estaba pensando?

- No te preocupes – él toco mi cara – Necesitamos volver a la recepción antes de que alguien note nuestra ausencia.

Me quede en shock, tratando de reorientarme a mi misma. ¿Antes de que alguien se entere? ¿Alguien se ha perdido esto?

Entonces, pensé acerca de esto, recapitule la confrontación que me había parecido catastrófica que me había reservado, muy tranquila y pequeña entre las sombras.

- Dame dos segundos – pedí.

En mis adentros eran caóticos con pánico y dolor, pero eso no importaba – solo el exterior importaba ahora mismo. Hacer una escena era algo que sabia que tenía que dominar.

- ¿Mi vestido?

- Luces bien. Ni un cabello fuera de lugar.

Tomé dos respiraciones profundas.

- Esta bien, vamos.

Él puso sus brazos alrededor mío y me llevó de vuelta a la luz. Cuando pasamos debajo de las brillantes luces, él me hizo girar gentilmente en la pista de baile. Nos mezclamos entre los otros bailarines como si nuestro baile nunca se hubiera interrumpido.

Me deslizaba alrededor de los invitados, pero nadie parecía sorprendido o asustado. Solo unos rostros pálidos mostraron algún signo de estrés, y lo tomaron bien. Jasper y Emmett estaban al final de la pista de baile, demasiado cerca. Y supongo que ellos han estado nerviosos durante toda la confrontación.

- Estas…

- Estoy bien – prometí – No puedo creer lo que hice ¿Qué hay de malo conmigo?

- Nada esta mal en ti.

Estaba tan contenta de ver a Jacob aquí. Se veía el sacrificio que él hacia. Y entonces lo arruino, convirtiendo su regalo en un desastre. Debería estar en cuarentena.

Pero mi idiotez no podría arruinar nada más esta noche. Lo pondría de esta forma. Lo empujaría en un cajón y lo trataría de trabar para después. Habría tiempo suficiente para arrepentirme por esto, nada de lo que pudiera hacer ahora ayudaría.

- Se terminó – dije – No vamos a pensar de nuevo en esta noche.

Esperé rápidamente el apoyo de Edward, pero el permaneció en silencio.

- ¿Edward?

Él cerró sus ojos y tocó su frente con la mía.

- Jacob tiene razón – susurraba – ¿Qué estaba pensando?

- Él no es – Intenté esconder mi cara de culpabilidad de la vista de todas nuestras amistades – Jacob es demasiado dado a no ver nada claramente.

Él masculló algo muy bajo que sonaba casi como – debería dejar que me matara incluso con el pensamiento…

- ¡Basta! – dije ferozmente. Tomé su cara entre mis manos y esperé hasta que abriera sus ojos – Tu y yo es lo único que importa. La única cosa sobre la que tienes permitido pensar ahora ¿Me escuchaste?

- Si – suspiró.

- Olvida que Jacob vino – yo puedo hacerlo, yo voy a hacerlo –Por mi. Prométeme que intentarás olvidarlo.

Se quedó mirando mis ojos por un momento antes de responder.

- Te lo prometo.

- Gracias. Edward no estoy asustada.

- Yo si – susurraba.

- No lo estés – respiré profundamente y sonreí – Por cierto, te amo.

Él sonrió en un poco a cambio – Es por eso que estamos aquí.

- Estas acaparando a la novia – dijo Emmett, acercándose desde detrás del hombro de Edward – Déjame bailar con mi pequeña hermana. Que esta podría ser la última oportunidad para hacerla sonrojar.

Se rió a carcajadas, tan natural como él siempre es en una atmósfera seria.

Resultó que había mucha gente con la que yo no había bailado aún, y eso me dio la oportunidad de componerme. Cuando Edward me reclamó de nuevo, vi que el asunto de Jacob estaba olvidado. Mientras él me envolvía con sus brazos, yo fui capaz de desenterrar ala dicha que sentí antes, la certeza de que todo en mi vida estaba en su lugar esta noche. Sonreí y recosté mi cabeza contra su pecho. Sus brazos me apretaron junto a él.

- Podría acostumbrarme a esto – dije.

- ¿No me digas que has superado tus problemas con el baile?

- Bailar no están malo contigo. Pero estaba pensando más en esto, – y me apreté contra él aún más fuerte – en nunca tener que dejarte ir.

- Nunca – prometió, y se inclinó para besarme.

Fue un tipo de beso serio – intenso, lento pero edificante…

Casi había olvidado donde estaba cuando escuché a Alice gritar – ¡Bella! ¡Ya es la hora!

Sentí un breve destello de irritación con mi nueva hermana por la interrupción.

Edward la ignoro; sus labios estaban apretados contra los míos, más apremiantes que antes. Mi corazón empezó a latir locamente y mis manos se pegaron a su cuello de mármol.

- ¿Quieres perder el avión? – Preguntó Alice, quien ahora estaba justo a mi lado – Estoy segura que tendrán una encantadora luna de miel acampando en el aeropuerto mientras esperan por otro vuelo.

Edward giró su cabeza apenas para murmurar – Vete Alice – y entonces volvió a presionar sus labios con los míos.

- ¿Bella, quieres usar ese vestido en el avión? – ella me preguntó.

En realidad, yo no estaba prestando mucha atención. En el momento, simplemente no me importaba.

Alice gruñó bajo – Le diré a donde la piensas llevar, Edward. Así que ayúdame, porque se lo diré.

Él se quedo inmóvil. Entonces separó su cara de la mía y miró a su hermana preferida. – Eres terriblemente chica para ser tan inmensamente irritante.

- Yo no elegí el perfecto vestido para irse de viaje, para que no sea usado – le respondió, tomando mi mano.

- Ven conmigo, Bella.

Tiré hacia atrás su brazo, estirándome de punta de pies para besarlo una vez más. Ella tironeó mi brazo impacientemente, alejándome de él. Hubo algunas risas entre los invitados que estaban mirando. Me rendí y dejé que me llevara a la casa vacía.

Ella lucía molesta

- Perdóname, Alice – me disculpé.

- No te culpo, Bella – ella suspiró – No pareces capaz de ayudarte a ti misma.

Me reí de su expresión martirizada, y ella frunció el ceño.

- Gracias, Alice. Fue la boda más bella que alguien haya tenido – le dije seriamente – Todo estuvo totalmente bien. Tú eres la mejor, más inteligente y más talentosa hermana en el mundo entero.

Eso hizo que desapareciera su enojo; sonrió abiertamente.

- Me alegra que te gustara.

Renée y Esme estaban esperando escaleras arriba. Las tres rápidamente me tuvieron fuera de mi vestido y dentro del conjunto azul oscuro de Alice. Estuve agradecida cuando alguien me quitó las horquillas del cabello y lo dejó caer por detrás de mi espalda, estaba ondulado por el peinado, me salvaban de un seguro dolor de cabeza que con seguridad hubiera venido después. Las lágrimas de mi mamá fluían sin ningún descanso.

- Te llamaré cuando sepa a donde voy – le prometí y la abracé en señal de despedida, yo sabía que la luna de miel secreta probablemente la estaría volviendo loca, mi mamá odia los secretos, a menos que ella sea la que los tiene.

- Yo te diré pronto si ella está segura – me dijo Alice adelantándose a mi sonrisa preocupada. Que injusto para mi ser la última en enterarse.

- Tendrás que visitarme a mi Phil muy, muy pronto. Es tú turno de ir al sur, de ver el sol por una vez – dijo Renée.

- El día de hoy no llovió – le recordé, intentando evitar su petición.

- Todo un milagro.

- Todo está listo, – dijo Alice – tus maletas están en el auto – Jasper seguía llevando cosas. Ella me empujo hacia las escaleras con Renée siguiéndome, aún a mitad de camino abrazándome.

- Te quiero mamá, – le susurré mientras descendíamos – estoy muy alegre de que estés con Phil. Cuídense el uno al otro.

- Yo también te quiero, Bella, cariño.

- Adiós mamá. Te quiero – dije de nuevo, sentí un nudo en la garganta.

Edward estaba esperando en donde terminaban las escaleras. Tomé la mano que extendió hacia mí, observando la pequeña cantidad de gente que nos esperaba para vernos partir.

- ¿Papá? – pregunté mientras mis ojos lo buscaban.

- Por acá – Edward murmuró. Él me condujo através de los invitados; ellos hicieron un sendero para nosotros. Encontramos a Charlie inclinado torpemente contra la pared detrás de todos los demás, parecía tan pequeño como si fuera un niño que se estuviera escondiendo. Las rojas llamas alrededor de sus ojos explicaban el porqué.

- ¡Oh, papá!

Lo abracé alrededor de la cintura, las lágrimas se derramaban de nuevo – estaba llorando mucho esta noche. Me dio unas palmaditas en la espalda.

- Vete, ahora. No querrás perder tú avión.

Es muy difícil hablar de amor con Charlie – éramos muy parecidos, siempre revirtiendo las cosas triviales para evitar demostraciones emocionales embarazosas. Pero en este momento no había tiempo para ser tímida.

- Te quiero para siempre, papá – le dije – No lo olvides.

- Yo también, Bella. Siempre lo hago, siempre lo haré.

Lo besé en la mejilla y al mismo tiempo él beso la mía.

- Llámame – dijo.

- Pronto – prometí, sabiendo que esto era todo lo que podía prometer. Solo llamadas telefónicas. Mi padre y mi madre podrían no volver a verme otra vez; yo sería tan diferente, y muy, muy peligrosa.

- Ve, entonces – dijo bruscamente – No querrás llegar tarde.

Los invitados hicieron otro pasillo para nosotros. Edward me tiró cerca de su lado para que hiciéramos nuestro escape.

- ¿Estas lista? – preguntó.

- Lo estoy – dije, y sabía que era verdad.

Todos aplaudieron cunado Edward me beso en la entrada. Entonces él me metió en el carro cuando la tormenta de arroz empezó. La mayor parte la recibimos a la par, pero alguien, probablemente Emmett, los lanzo como si nos aventara un hechizo, me cayeron muchos al ser rebotados por la espalda de Edward.

El auto estaba decorado con más flores que formaban serpentinas siguiendo toda su longitud, y largas cintas que estaban atadas a una docena de zapatos, zapatos de diseñador que parecían nuevos, que colgaban del parachoques.

Edward me protegió del arroz mientras me subía, luego él se subió y mientras nos alejábamos a gran velocidad, me asomé por la ventanilla para despedirme y grité – Los quiero – al porche, donde mis familias me saludaban también.

La última imagen que registré fue una de mis padres. Phil tenía ambos brazos envueltos tiernamente alrededor de Renée. Ella tenía un brazo alrededor de la cintura de él, pero su mano libre tomaba la de Charlie. Tantas clases diferentes de amor, armoniosas en ese momento exacto. Me pareció una imagen muy esperanzadora.

Edward apretó mi mano.

- Te amo – me dijo.

Incliné mi cabeza contra su brazo – Es por eso que estamos aquí – lo cité.

Él besó mi cabello.

Mientras tomábamos la negra autopista y Edward realmente presionaba el acelerador., escuché un sonido sobre el ronroneo del motor, que venía desde el bosque detrás de nosotros. Si yo pude oírlo, él definitivamente pudo hacerlo. Pero él no dijo nada, mientras el sonido lentamente se desvanecía en la distancia. Yo tampoco dije nada.

El penetrante y desgarrador aullido se iba haciendo cada vez más imperceptible y luego desapareció completamente.